martes, 14 de enero de 2020

Falleció Doña Pilar de Borbón. Presidenta de nuevo futuro.

El 8 de Enero al medio día nos estalló la triste noticia de la perdida de la infanta Pilar, la mayor de los hijos de Don Juan ha recorrido el camino de esta vida y se ha posicionado junto a los suyos que quería y hace tiempo que aquí faltan, sus padres, abuelos y esposo Sr. Gómez-Acevo. En la vida de la finada hay que recordar que estudió de enfermera siguiendo los pasos de su tías, hijas de la reina Doña Victoria Eugenia, en su juventud gustó del deporte a caballo y que había vivido su niñez e infancia entre Italia-Francia-Suiza y Estoril donde la Casa de Don Juan se exilió por ser más cercana Portugal a la familia real.


El día se llenó de condolencias televisivas y de gente que en los últimos tiempos tenían menos trato con S.A.R. Doña Pilar, persona muy sencilla y abierta, tan campechana como su hermano pero no falta de carácter como buena descendiente de la sangre española de los Trastámaras. Como el velatorio se planteó en el hogar familiar de Puerta de Hierro, apenas los más alegados se pudieron acercar a dar las condolencias por conocer la dirección más que otra cosa. Mucha gente que hubiera querido acercarse se quedó con las ganas de dárselas a sus familiares e hijos.


Doña Pilar para quien la conocía, entre los que me encuentro por haber coincidido trabajando para la causa de los niños sin hogar, atesoraba el aprecio de muchas personas colaboradoras y ajenas que ayudaban al evento cada año para recaudar los fondos para la triste causa que ya pasaba del 50 aniversario, tres lustros colaboré con esta causa y puedo afirmar que si alguien gozaba del aprecio y reconocimiento en este evento de todas partes pensantes y personas, esa era Doña Pilar, dispuesta a remangarse y dejarse ver por su puesto casi a diario para que la gente apoyase la causa.
 
La principal causa para que la gente colaboré es dejarse ver y no venir a horas en donde el rastrillo está cerrado o sin gente, eso lo conocía bien Doña Pilar y este año no dejó de pasar la ocasión de darse una vuelta el día que su cuñada Doña Sofía y su nuera Letizia, se dieron la vuelta por el rastrillo pero la hora no era la esperada y no pudo ni ella, ni la infanta Margarita coincidir porque estás por motivos de agenda se habían retirado, ni siquiera pudieron hablar con algunos parientes que como no tienen costumbre de agendas, iban a trabajar al rastrillo a la hora normal donde empieza a entrar la gente, a las 11:30 del día. Bueno dejando claro que todo el mundo este año se dio cuenta del delicado estado de la infanta, todo hacía presagiar lo peor, llegando al poco lo esperado al parecer por su familia.

La misa en su casa, el incinerarla en secreto en La Almudena informando erróneamente que sería en San Isidro donde no hay incineración, aunque luego sea enterrada cuando se recojan sus cenizas y una misa también privada, dejó tanto a los curiosos como a los buen cumplidos del pueblo español ante la imposibilidad de darles el pésame, salvo en algún periódico público de internet. Me sumo como creo muchos más desde aquí como conocedor de la fallecida al humilde pésame general, así como representante por mi antigua descendencia de mi familia que me hace serlo de todas las regiones de España. Esos hidalgos nobles que se quedaron sin más fortuna y honor que sus ancestros pero que aún saben ser parientes cuando las circunstancias lo requieren, con el cariño que se la tenía y con la casi segura ausencia a su misa como es lógico por haber escogido el lejano lugar real del monasterio de San Lorenzo, muy propio de su familia y al que tiene todo el derecho y honor por su rango, que será posiblemente repleto de primeras personalidades de la vida europea con las que más coinicidio en su vida, les envió esta humilde despedida con todo afecto.