domingo, 18 de marzo de 2018

De los Goya, Globos y demás idolatrias.

Efectivamente ya tocaba volver a ese mundillo que tanto les ciega a los actores de hoy, esos que solo trabajan para conseguir ir a festivales y por conseguir, más premios que los demás, unos detrás de otros, con tal ceguera que no buscan realizar obras de arte trascendentes, sino solo el conseguir ganar prestigio a través de la consecución de premios de la forma que sea y ganar más y más dinero.
A veces el dios creador es generoso con este tipo de personas y logran una carrera llena de películas taquilleras y un montón de éxitos económicos que les sirve para catapultar su fama a nivel mundial, pero eso es todo, no tendrán fácil subir al cielo verdadero. Nunca sabrán lo que es dominar las artes de la escena y nunca sabrán lo que es el compañerismo artístico profesional, ese que nos debería preocupar a todos los que trabajamos en la profesión, pero parece que el ego de algunos endiosados que empiezan están en otra galaxia, los caprichos en los rodajes, las exigencias en los guiones sobre sus personajes, los detalles de maquillaje, peluquería y vestuario suelen ser los siguientes que buscan complicar en las producciones.

No hay duda de que en España ha habido desde hace años una autocomplacencia en las galas de premios en las que se premia a joven promesa tras joven promesa, que luego resultan hacer el mismo tipo de bodrios artísticos pero que parece que las grandes productoras se han empeñado en apoyar una y otra vez, siempre con miras al apoyo recibido por un público que no entiende de calidad, la calidad artística esa que se va perdiendo cada día más a pasos agigantados y que no sé quiere apreciar porque la poseían gente de otra época, hoy hay que seguir los parámetros del modernismo y dar acción hasta que la cantidad de muerte de asco en pantalla, sexo hasta que parezca una película de estilo pornográfica o exhibir todo tipo de riquezas mundanas sin mesura para que el público quiera estar en la piel de los personajes, todo dado en cantidades máximas, hasta las películas tienen que durar 2:30 o 2:45 minutos como si más sea mejor, se ha perdido el gusto por lo breve bueno y los protagonistas siempre de perfil jóven en su mayoria y de cuerpos increibles son la tónica de todo.
Con todo esto que esperaban durar, siglos y siglos, pues no verdad, ya se observa el cansancio de buena parte del público, se observa que las academias se esfuerzan en recuperar a los grandes profesionales para intentar colocar sus nuevos trabajos al mismo nivel, y que quiere que les diga, en cuanto a efectos especiales, visuales y de acción inventado por ordenador han rizado el rizo y la máxima en estos años pero en cuanto a actuación son unos pobres diablos, sin apenas conocimientos y sin apenas saber affaire.

Esto no es una critica dura de prensa sino una realidad que la academia de cine americano se ha dejado mostrar ante la imposibilidad de que los artistas de hoy tengan esa cualidad de atracción con el público y en la cantidad que se necesita para que una industria no sufra el ostracismo escénico como el que se está sufriendo. ¿Donde está la autocritica en los globos de Oro y los Goya? cero patatero, todo es de los nuevos con sus nuevos trabajos, así nos va, ni se recuerdan los grandes momentos del pasado no sea que alguien recuerde que había gigantes y ahora dominan los premios los pigmeos, de los César francés con decir que el premio a toda una carrera se ha concedido a una joven llamada Pe, está todo dicho para echarnos a llorar, me pregunto si serán los masones de la libre france los que la han elegido para un premio que no puede, ni debe tener, pero ya lo tiene, uno de esos en una carrera se consigue con grandes trabajos y grandes años de trabajo, donde ven en el currículum de está chica eso, dios nos pille confesados en el momento de su llegada, pero aquí esto es un mundo de ciegos que se dan la complacencia unos a otros solo por motivos comerciales, no reales y las ofensas gratuitas hasta para los judios que lideran este oficio están llegando a extremos celestes.


Hollywood se dio cuenta que lo que llevaban como nominado a los premios no tenía tirón, calidad y demás, ni la sombra del agua, ni la sombra de nada, y solo por putear a un presidente se le otorgaba a otro mexicano el Oscar a mejor director y mejor película, puede estar más claro el declive de la meca que buscan dar los premios ya a los emigrantes del vecino de al lado, en vez de la cancioncita de los muertos mexicanos mejor dejemoslo, lo que si quedó claro es que odian a Trump, su presidente y de que recuperaron con buen gusto mil imagenes del gran cine norteamericano del siglo XX, saliendo estrella tras estrella en grandes actuaciones, metiendo cuidadosamente alguna escena de los mejores actores vivos con más de 50 años, por algo lo habrán hecho digo yo, lo que no puede ser es lo que los comentaristas que contratan en movistar plus se conozcan todo tipo de jovencitos de la industria americana para hacer el paseillo de la alfombra roja y no reconozca a un profesional como Ed Begley, un experto actor veterano televisivo que paso entre las risas de quien es ese no le conocemos como si fuera un pobre hombre que acabará de llegar a la industria, cuando los que acaban de llegar son por los que estos se desalmaban en gritos y demás fruslerías antiprofesional, el tema de los vestiditos y mil memeces más fue ya la tónica para ver más interesante los comentarios irrisorios de los presentadores, que la misma gala que quitando a la gran Jane Fonda, que ha superado su cáncer labial y algún que otro veterano de gran dignidad, porque lo del equivoco de la tarjeta cada vez que lo pienso fue un reclamo publicitario para la academia y el marrón se lo cargaron a Faye y Warren, nuestros Bonnie y Clide de nuestra historia, tenía pinta de promoción, que grande es el cine, o lo fue al menos.